En el mismo, participó su hermano Baldomero Ortega, el matador de toros Luis Parra, de los medios de comunicación intervinieron Jerónimo Roldán y Sergio Pérez Aragón, además de los ateneístas Guillermo Boto, José Almenara y Luís Rivas, este último también como presentador.
La carrera humana y profesional de Rafael Ortega, espejo de muchas figuras del toreo, fue tratada desde distintos puntos de vistas en función de los intervinientes con un denominador común en cuanto a la pureza de su toreo, así reconocido por profesionales y aficionados, como refleja el azulejo con que cuenta en las Ventas desde el 2008.
Ayudo a muchos toreros a alcanzar su sueño, destacando Francisco Ruiz Miguel, Antonio José Galán o Francisco Rivera “Paquiri”, hasta una vez retirado de los ruedo ser nombrado Director de la Escuela Taurina de Cádiz contando entre sus alumnos con Padilla, Jesulín de Ubrique o Domingo Valderrama.
Su carrera taurina se dividió en dos etapas, del 49 al 60 y del 66 al 68, con no muchos festejos a sus espaldas, 348, y muy castigado en cornadas, 29, además de los despachos. Aún así fue un torero que llegó a salir 6 veces por la puerta grande de las Ventas y cortar 3 rabos en la Maestranza de Sevilla. Todo un “As de Espadas” como le bautizara el premio Cervantes Sánchez Ferlosio, además de saber transmitir su tauromaquia con el lápiz y el papel llegando a publicar “El toreo puro”, una lección para profesionales y aficionados de lo clásico en este arte.
Dos décadas desde su ausencia, Rafael Ortega sigue vivo en el toreo como demuestra el lleno en el salón de actos con presencia de sus hijos, algunos nietos, Teresa Rivera, hermana de Paquirri, el novillero alcalaíno Manuel Vera, y aficionados cañaillas, gaditanos, chiclaneros y jerezanos.
“Manolete el torero que más de emocionó, Rafael Ortega el que más me gusto” Antonio Chenel “Antoñete”.
